Asteya

Asteya

No robar

Evita tomar lo que no es tuyo. No pretender ser o aparentar.

La intención de trabajar con Asteya es el abandono de la codicia y la práctica de la honestidad. Asteya es no tomar lo que no nos pertenece ni siquiera pensar en hacerlo. Nos enseña cómo resistir al deseo de tener lo que no nos corresponde. A cómo evitar sucumbir ante las tentaciones de un deseo desenfrenado a veces caprichoso y siempre imposible de saciar.

Cuando eres presa del deseo no puedes llevar una vida calmada, tu mente se obsesiona con los objetos de tus deseos y de alguna manera terminas haciendo acciones no correctas.

El deseo de robar surge de la insatisfacción y la inseguridad. El ego se siente aislado y debilitado y cree que las posesiones calmaran ese malestar. Entrando así en una espiral de acumulación que nunca se
verá saciada.

Más allá de que el objeto que robes o sustraigas sea valioso o no, es el hecho de la desconfianza ante la vida y el estado de carencia interna que estás cultivando. Cayendo en la insatisfacción y desvalorización de todo lo que te fue dado, pensando que no es suficiente y buscando fuera aquello que no tienes.

Aplicar el principio de Asteya en tu práctica y desde lo inmaterial

Practicar con Asteya en la clase de yoga implica también que no vas a copiar la apariencia de otro. Muy seguramente tu asana no se parecerá a la de otro. Y eso no tiene importancia, es tu experiencia lo que importa y lo que esta experiencia te aporta. Seguir tu propio camino es el objetivo.

Cultivar asteya es aceptar lo que somos, sin pretender ser otro. Y sentirnos satisfechos por el mero hecho de practicar, de estar presentes y de ir avanzando y creciendo con el proceso.

Ten en cuenta en tu práctica que no estás copiando la apariencia de nada. Que trabajas en conocerte y para ello usas una técnica que es el yoga. 

A priori cuando pensamos en “no robar”, suele ser desde la faceta de arrebatar algo material a otra persona, lo cual parece sencillo y generalmente lo cumplimos.  Sin embargo si ampliamos la definición de robar a «tomar como propio lo que no te pertenece»  es posible que en cosas simples incumplamos este precepto desde lo inmaterial. Por ejemplo cuando robamos tiempo a otras personas, cuando robas su atención por no querer estar solo o para desahogarte cuando te sientes molesto, cuando manipulas a otra persona para lograr algo, cuando con tu negatividad o pesimismo robas a alguien su inspiración o punto de vista con la intención de tener la razón o reafirmar tu opinión, cuando arrebatas al otro la posibilidad de tener su propio pensamiento y su propia experiencia….

Reflexiona acerca de esta acepción de asteya y podrás ampliar tus horizontes.

Aplicar el principio de Asteya desde lo material

Desde lo material hay varias formas de incumplimiento de Asteya:

  • Apropiarse de algo de otra persona.
  • No dar a los demás lo que les pertenece, por ejemplo no pagar tus deudas o lo prestado. No devolver lo que es de otros.
  • Tener el pensamiento de robar o apropiarse y solo dejar de hacerlo por el miedo al castigo. No has robado pero el pensamiento de hacerlo ya es turbio para tu mente.

Si miramos a nuestro alrededor puede que percibamos una sensación de escasez y miedo a perder, a veces pensamos que llegará otro antes y se llevará lo que deseamos y esto supone una amenaza a nuestro bienestar o superviviencia. Esto se observa fácilmente materializado en la competitividad de la sociedad. Así que buscamos poseer. retenemos y contenemos lo que tenemos, tratando de buscar siempre la forma de tener más por si perdemos lo que ya tenemos. Y esta avaricia o codicia, sí o sí nos llevará a incumplir Asteya en algún momento. 

Solo si salimos de ese pensamiento nos daremos cuenta de que en algunos contextos hay suficiente para todos y se desvanecerá así la intención de apropiación y acumulación.

Por otra parte viviendo en la percepción de la escasez surge la infravaloración de lo que tenemos y la valoración extra a lo que tiene otro y nosotros no tenemos, a lo que a nosotros nos falta. Dejas de dar valor y agradecer lo que eres y tienes.

Cultivar la actitud de agradecimiento a lo tienes te dará mucha confianza y relajación respecto de lo material que en muchas ocasiones causa innumerables trastornos en tu mente. Habrá veces que no tendrás lo que deseas por supuesto. Y eso es una posibilidad para todos los seres vivos. 


Cuando necesitas algo realmente (y no solo crees que lo necesitas), debes confiar en que aparecerá. Si es lo que corresponde aparecerá. Observa cuan fácil vienen a tu vida ciertas cosas y lo difíciles e inalcanzables que son otras. Y esto no siempre es proporcional al nivel de esfuerzo.

Una de las formas de alejar la codicia de nuestro pensamiento es practicar la generosidad, por ese motivo en algunas culturas se dona parte de las ganancias. Es importante y sano para nuestra mente entregar una parte de lo que tenemos a los demás, puedes donar bienes materiales o inmateriales a cualquier fin que te inspire, te eleve o crees que es beneficioso para la sociedad. El asunto es que cuando todo lo que ganas lo inviertes y gastas en ti mismo y tu entorno (familia, amigos, hijos…) estás cultivando la mente codiciosa y tu avaricia te controla. 

Cuando obtienes algo y generosamente donas una parte, estás estableciendo un ejercicio virtuoso de generosidad en tu mente muy saludable. Esto te ayudará a generar un estado de bienestar sean cuales sean tus bienes materiales. Y fomentará que mantengas tu mente en el principio de Asteya. Si no tienes posibilidad de dar físicamente al menos ofrece mentalmente y mantén esa intención viva en ti.

Paga tus deudas y devuelve lo que no es tuyo. Respeta las posesiones de otros, aunque estén lejos de ti, cultiva el pensamiento respetuoso de no apropiarte de nada.

De ordinario vigila tu pensamiento y detecta cualquier tipo de codicia que aparezca. Intenta transformarla y trabaja en el pensamiento generoso.

Libérate de la codicia.